lunes, 5 de enero de 2009

El deseo de la vigilia eterna



Por Carolina Alvarez

La clásica combinación de bebidas cola con café ya es una técnica anticuada para los universitarios a la hora de prepararse para un examen o amanecerse elaborando algún trabajo o la entrega de un proyecto. Ahora consiste en una serie de medicamentos y fármaco “menos” inofensivos que además el riesgo potencial de adicción, puede provocar cuadros psiquiátricos graves y una serie de patologías de tipo cardíaco.

Actualmente el consumo de éstos estimulantes para aumentar el rendimiento o la concentración ha crecido peligrosamente en los jóvenes y principalmente en los estudiantes. Los expertos señalan que la ingesta de estos productos en los jóvenes pueden producir reacciones inesperadas y efectos  secundarios. La mezcla de estas “pastillas” y el consumo abusivo de bebidas energizantes suelen desencadenar en cuadros alérgicos e intoxicaciones.

Todo esto promovido por los malos hábitos de estudio, falta de planificación y mala organización de los tiempos por parte de los jóvenes. Es verdad que un ambiente altamente competitivo, se ven tentados por el uso de ciertos productos para mantenerse despiertos pero todo esto lleva riesgos que podrían ser innecesarios.

Boris, estudiante de tercer año de Ingeniería Civil en la UCN,  nos cuenta de su experiencia con el modafinilo,”la primera vez que lo tomé fue el semestre pasado, son unas pastillas que se llaman Mentix, estaba en período de exámenes y rendía muchísimo más, me podía pasar todo el día estudiando... era como si te hubieras tomado mil cafés". Por su parte Fernando, futuro geólogo de la UCN, explica que lleva varios años tomando la misma pastilla y la mezcla con bebidas energizantes.”En ocasiones me daba taquicardia y me sudaban las manos, se pasaba el efecto y me sentía ansioso, pero es una de las pocas maneras de rendir en período de pruebas y exámenes” agrega.

Cabe destacar que actualmente este producto se vende en farmacias con receta retenida y cuesta alrededor de 12 a 15 mil pesos pero su comercialización por Internet o en el “mercado negro” ha proliferado dada su popularidad entre los estudiantes.  Asunto que tiene de cabeza a los expertos para evitar que su consumo aumente cada vez más e impedir el comercio informal de fármacos que a la larga pueden resultar peligrosos. 

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