lunes, 5 de enero de 2009

Comiendo tóxicos por años


Por Carolina Alvarez Figueroa

No existe “una” dioxina, si no que ésta es la denominación a los compuestos químicos que se obtienen a partir de procesos de combustión que implican cloro. Son sustancias poco biodegradables, estables químicamente y solubles en las grasas, se acumulan en sedimentos, suelos y tejidos orgánicos y pueden penetrar en la cadena alimentaria.

Y he ahí la preocupación que en el último tiempo ha tenido a todos alerta, dado que actualmente se han hecho conocidas porque se encuentra presente en muchos lugares, pero en bajas concentraciones. Pero junto con los furanos (compuestos químicos similares) suelen ser compuestos muy tóxicos. Éstos elementos se producen como derivados del proceso de fabricación de pesticidas, conservantes, desinfectante o componentes del papel y cuando se queman a bajas temperaturas algunos materiales como químicos, gasolina con plomo, plástico, papel o madera.


Sus efectos en el ser humano pueden ser fatales, ya que es una sustancia  y en altas dosis es mortal. Pero la podemos encontrar en carnes, especialmente la de cerdo y en cualquiera que contenga alto porcentaje de grasa, leche, huevos y sus derivados. Pero para tranquilidad de los chilenos, el Servicio Agrícola y Ganadero ha informado que los niveles de dioxina en Chile están muy por debajo de otros países industrializados, incluso muy por debajo de las normas de la OMS. Sin embargo, nuestro país no está libre de ellas, y aunque el muestreo realizado en los principales supermercados del país salió negativo, las autoridades no se atreven a garantizar que la ciudadanía no haya ingerido alimentos con dioxinas por sobre la norma.


Así que aparte de los problemas propios que trae el alto consumo de carne, ahora a cuidarse de las dioxinas, que estaban desde hace tiempo, y seguirán estando en nuestros alimentos quizás por un largo tiempo.



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